sábado, 11 de diciembre de 2010

La Colgada



Pocas veces contó hasta 3 antes de sumergir su cuerpo en las olas. Después inventó nuevas velocidades, exploró el misterioso fondo del mar. Ahora camina lenta y atenta a las señas de su cuerpo. Cose con babas alucinógenas su desconocido vestido; a veces pierde las agujas y los hilos, no reconoce las señales y atribuye nombres a lo desconocido; mira el reloj, olvida las canciones y pasa horas tratando de desmoldear y moldear la infinita tela. Tiene miedos, los oculta con tul y destapa con artilugios de alquimista, los roza y olvida, los trafica en calles tuguriosas, los escribe en papeles que deja de alimento a las palomas. Quiere soltarse como la colgada: pende de un pie, asoma la cabeza al vació y está desnuda. Colgada de la rama del árbol Ms. Yonqui puede ver el mundo al revés; se marea, vomita, respira, confecciona palabras y se deja mecer por el viento. 

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