miércoles, 23 de febrero de 2011

¡La Señorita Yonqui ha desaparecido!


Dice estar a las 5:00 en un lugar reconocido por el sol y las carreteras agrietadas. Dice estar pero sólo salpica. La esperan. Esperan su saliva. Esperan que se quede con la misma intensidad que quieren zafarse de los malos sueños. Toma impulso. Se lanza a la noche. Simula regiones. Camina acompañada componiendo un trazo impreciso que la conecta con mundos que no sabe si todavía desea. Gime. Se apaga. Sube a un bus y se duerme con la primera canción de la radio. Otro agosto. Otro hombre enredado entre las piernas. Otra incertidumbre y las uñas pintadas de rojo noche. Ahora aprieta los párpados queriendo desaparecer. Ahora su método falla. Los olores se filtran en la piel pero no se queda con ninguno. Quiere fugarse pero debe esperar, crear estrategias para el corazón, para el cuerpo, para la picazón en el centro de la noche. La señorita yonqui está parada en la esquina de la casa verde viendo como el horizonte se desparrama entre casas amontonadas. Cada quien a lo suyo, que nadie dependa de su corazón.

martes, 22 de febrero de 2011

Memoria de mis ancestras


Puede que mi [abuela] y yo seamos cyborgs, pero además, mi relación con la química de su cerebro, con sus recuerdos, con su cuerpo es como la relación que se establece con una prótesis. El lugar donde desarrollo esta identidad protésica es mi comunidad hipotética en el ciberespacio.
Theresa M. Senft


 Así las sombras el amor enmudece.
Las palomas se rascan el corazón sobre el cobertizo de un hospital sin nombre
De repente vuelan, como empujadas por el sol, hacia el cielo de una ciudad gastada con los años,
con el acelere del miedo, con historias secretas, perdidas para siempre en un andén del centro.

Mientras tanto, ella acaricia sus olvidos,
Me mira desde algún lugar del tiempo, con sus tristes ojos grises.
Su boca, detrás de una careta de oxígeno, sonríe, acaricia, mima, como en la infancia de patios de guayabas y gallinas con corazones enormes.

Acaricio sus manos, su piel agrietada.
Me reconozco en ella; en la forma de las piernas, en el signo del zodiaco,
en el amor por la gente, por los animales, por la comida, por el humo azul que endulza las palabras.

Su pecho sube y baja como marea mecida por la luna,
Me reencuentro en el útero, en mi antecesora más antigua, en las mujeres que hemos ido siendo.
Ya no peleo con las que no quiero ser, acaricio sus sombras y las mías, tal vez los ríos del tiempo si nos hagan más sabias, nos permitan soltar y hacer la vida con tranquilos movimientos.

Las palomas revolotean, escucho sus golpeteos en el centro del vientre,
Hay un eco hueco en algún lugar de la tierra,
vacío de tiempo, no sabemos si llegue a alguna parte. 

****

La ciudad arde,
la vida arde,
ellas preparan sus valijas,
el amor se estrelló contra un vidrio estriado por el afán de la tarde.
La máquina se detiene.
Les despido con siembras de orégano en menguante, con amor saltando del pecho, con colores regados por la casa…”otra forma de llegar a los renacimientos”.
La muerte, profunda y ensoñada, la muerte dolor, la muerte necesaria, la muerte ausencia, la muerte como un nuevo lugar para ella, florecida y acuática, fresca, luminosa, tierra, agua, naranja, luna mutable.
El universo expande su cauce. Lista para el viaje, ahora su energía flota libre y se instala en el aire.
Las tardes rodarán y mañana seremos otras, con nuevos adioses, con otras pieles, con toda esta memoria de vientos y cariños, memoria infinita, memoria que se celebra, memoria que se descifra y es tiempo y es azar y es certeza de habitarnos.

viernes, 18 de febrero de 2011

¿Y si las palabras no llegan?

¿Y si el tiempo pesa sobre los ojos como una ola del Pacífico?, pensaba mientras leía las plantas de sus pies.

La escritura surrealista se deslizaba mejor por su chakra de la garganta que la existencia realista. 

La uña ya estaba desencarnada, la piel dorada por el sol de la ciudad.
La tercera línea tenía picazón y auguraba tranquila incertidumbre.

1pm: la banda sonora hacia rechinar los vidrios. 
La primera línea hablaba de las maquilas de la libertad.

El corazón ya había estallado, los ríos corrido su cauce de sal y sangre.
La sexta línea no podía leerse claramente, seguramente no auguraba nada, sólo recomendaba sembrar con delicadeza todas las muertes.

1:14 pm: el humo estaba guardado en un estante inexistente, por eso su boca no profería palabras. 
La segunda línea ordenaba hacer un altar.

2: 20 pm: Tejía un agujero para arrojar todos los miedos, la octava línea hablaba de partir.

3,2,1,0, tiempo infinito: la vida debía explotar en armonía, el cuerpo dejar de temblar antes de terminar el invierno.
((Imagen: Pipilotti Rist))

jueves, 10 de febrero de 2011

Amores

Mientras Nyneve y yo andamos por el mundo con pisadas inciertas y pies blandos, rehaciendo una y otra vez nuestros pasos sin una finalidad determinada, él arde de furia y voluntad, avanzando siempre hacia su destino. Quiere ser el mayor alquimista de la Tierra toda, quiere ser maestro de maestros, quiere hallar la piedra filosofal.


Rosa Montero, Historia del Rey Transparente

Ms Yonqui rumiaba los rostros de sus amigas, cada una con una batalla profunda, cada una con colores, ciclos y cielos.

A su lado las arañas explotaban en colores y podían lamerse las heridas con tintos, humo, caricias, exploraciones psíquicas y mágicas. 
Ms Yonqui sana mientras explora carreteras profundas, a su lado, muy adentro de sí misma. 

Si cierra los ojos puede estar atenta de sus propias persecuciones, sin grandes discursos y pretensiones sobre la libertad.Sintiendo en su corazón que viene y va mientras encuentra sus formas... amorfas y cambiantes. 

Por lo demás, los sueños traen lo necesario:los símbolos y las respuestas. 

Si abre los ojos, puede verse con las manos extendidas, enviando los miedos al cielo, el azaroso EGO al centro de la tierra, los enredados pensamientos al vientre de la mar. El afán no viene de afuera, no hay ninguna competencia masculina hacia lo exitosamente concluido, ningún DIOS, ningún juez que determine el punto de llegada. Introducirse en sus tiempos da asco: querer llegar, ganar, tener, ser, balbucear. Por eso Ms Yonqui saca la lengua a la lluvia y refresca su corazón. Por eso toma dirección oeste, directo al charco fresco, a la guarida sintiempo ni fórmulas.

Enredarse, regresar, jugar, ronronear, amarlas, descubrir letras, voces y secretos de mujeres que tejen con pócimas secretas la política y la historia. Apretar sus manos al ocaso, desnudarse y relatarse, escarbarse, carcajear. Sacar lo que nos oprime por dentro y por fuera, experimentar formas para llegar allí, a lo que late, libera y despierta. Las feministas. Las brujas. Las de ningún nombre. Las que siembran y están allí, aquí, sinceras.